Si hubo algo que dejó claro la gran crisis del 2008, fue que cuando en las empresas todo vale con tal de hacer dinero, las consecuencias son funestas para la sociedad. Lo que llama la atención es que con todo y eso, todavía la gran mayoría de las personas siguen considerando que la razón de ser de las empresas es hacer plata, y cuando esto es así, la línea entre lo que es correcto y lo que no lo es se vuelve muy borrosa.
De ahí que se vuelva válido explotar a los trabajadores, destruir el medio ambiente, competir deslealmente, engañar a los accionistas, pasar por alto las leyes y la regulación, evadir impuestos, sobornar a los funcionarios públicos y presionar a los legisladores, con tal de sacar un beneficio monetario. Esta ausencia de integridad se resume en aquella expresión, tan extendida en el mundo empresarial, y que justifica este tipo de acciones, que dice “negocios son negocios”.
En las Organizaciones Brillantes el riesgo de caer en estas conductas antiéticas y delictivas se minimiza, gracias a dos de los principios que las caracterizan que son:
El propósito delante de las ganancias: Cuando el propósito superior[1] es lo que guía a la organización y las ganancias son una consecuencia en vez de la razón de ser de la empresa, esto se convierte en un blindaje ético, ya que todas las decisiones deben estar alineadas con el propósito por encima de cualquier otra consideración.
Las organizaciones son parte del todo: Cuando las empresas quieren iluminar al mundo, toman consciencia del impacto que sus acciones tienen con respecto a la sociedad y al medio ambiente, lo que hace que su forma de actuar se vuelva mucho más responsable.
Aparte de los principios, también existe otro elemento que ayuda a mantener la integridad en las Organizaciones Brillantes que es el Código de Honor, el cual rige por medio de preceptos generales la manera de comportarse correctamente en la organización.
Si en la empresa se le hace culto al dinero únicamente, hay una alta probabilidad de que se le haga culto también al todo vale, así que no le extrañe que la gente pierda la integridad con tanta facilidad bajo ese contexto.
Comportarse con integridad es mucho más fácil para las personas cuando tienen un marco ético claro que se vive en el día a día de la organización, empezando por las altas esferas. Por eso en las Organizaciones Brillantes se hace tanto énfasis en la cultura, entendiendo cultura como aquello a lo que le hacemos culto. En este caso hacer culto se refiere a las prácticas cotidianas, formales o informales, que realizamos en las organizaciones que refuerzan ciertos comportamientos.
Si en la empresa se le hace culto al dinero únicamente, hay una alta probabilidad de que se le haga culto también al todo vale, así que no le extrañe que la gente pierda la integridad con tanta facilidad bajo ese contexto. En ese sentido, hacer culto al propósito superior y al código de honor deja claro que no todo vale para lograr los resultados, y de esa manera se refuerza actuar con integridad.
[1] Un propósito superior es un propósito altruista, generoso y trascendente
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